Oasis entre concreto
Son las dos de la tarde y veo a lo lejos cómo un árbol se mueve al son de la brisa: está bailando. Dirijo la mirada al que está a su lado y me asombro al contemplar la gracia de sus movimientos.
Son las dos de la tarde y veo a lo lejos cómo un árbol se mueve al son de la brisa: está bailando. Dirijo la mirada al que está a su lado y me asombro al contemplar la gracia de sus movimientos.
Sonaban ayer las trompas “en honor a la noble e ínclita ciudad” que cumplió 491 años desde su fundación. Las plazas y parques de Cartagena de Indias, ataviadas con banderas, luminarias y ornamentos festivos, recibieron a sus gentes anhelantes de un encuentro para celebrar la cartageneidad.